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David Sobrino

¿Alguna vez has hecho el idiota con tus personas más íntimas, como no lo harías en ningún otro sitio, pero sentiste que estabas siendo tú mismo al 100% y te daba igual lo que pensaran?
 
Ahora imagínate que te pagan cada día por ser esa persona.
Pues a esto es a lo que me dedico.
 
Te explico. 
 
Hace tiempo que sé cuál es mi talento, pero no porque tenga una habilidad innata o Dios, el Universo o Buda me lo diese al nacer.
 
Todo lo contrario. 
 
Cuando era niño era el bicho raro, la oveja negra
 
Leia libros de Tolstói, Dostoyevski, Nitche, Kafka pensando que entendía algo, pero que ahora, sé que no.
 
Leer aquellos libros me servían para alejarme de un mundo que no entendía en ese momento y así poder observarlo para crear el mío propio.
 
Observaba las cosas.
 
Observaba las personas.
 
Observaba los comportamientos.
 
Los gestos, las palabras, el polvo del aire tras la luz…
 
Cualquier cosa observable. 
 
Uno de mis planes favoritos era comer pipas solo o con amigos y observar. 
 
Estaba en mi mundo propio intentando entender todo lo que veía desde otra perspectiva. 
 
Me etiquetaron de niño distraído, de perezoso y de procrastinador, así que intentaba esconderlo. 
 
Todavía tengo un recuerdo superclaro de un día que entró mi padre a la habitación a preguntarme; “¿Qué haces David?”, y mientras disimulaba y cogía un libro del cole, le decía; “pues estudiando papa”.
 
Imagínate si le digo en ese momento; “estoy observando y creando mi propio mundo”.
 
Me hubiesen internado.

Así que, desde que fui pequeñito, siempre tuve dos mundos.
 
Uno, que era solo para mí, donde yo era el protagonista, todo fluía y donde me sentía yo al 100%, pero que, sin embargo, no podía compartir porque estaba mal para el resto.
 
Y otro, donde era el niño distraído, perezoso y procrastinador que no seguía la corriente, donde me esforzaba por ser un personaje para poder encajar. 





 
Pasó el tiempo y aquel niño se convirtió en adulto.
 
Como el mundo me decía que todo aquello estaba mal y además, asumiendo que no existía ninguna profesión por la que me pagaran simplemente por observar…
 
…me metí al mundo de la música.
 
No sé si lo sabes, y si no te lo digo yo…
 
El mundo de la música está lleno de bichos raros, así que me sentía cómodo haciendo aquello.
 
Por un tiempo me fue muy bien, pero rápido me di cuenta de que no era yo al 100%.
 
No fluía, había algo roto en mí, algo que no estaba conectado. 
 
O por lo menos no al mismo nivel de cuando estaba en mi propio mundo. 
 
Era un personaje condicionado por el “mundo real”
 
Así que, me tiré años y años profundizando en esto, hasta que un día descubrí algo.

 

Descubrí que de lo “malo” que llevaba tanto tiempo escondiendo solo para mí, se podía generar dinero.
 
Todo lo contrario a lo que me habían dicho siempre. 
 
Y no solo eso, es que me di cuenta de que sacándolo y potenciándolo, era único haciendo lo que hacía. 
 
Era único observando y viendo lo que otros no podían ver.


 
Desde aquel día que entró mi padre a mi habitación, no he parado de observar. (seguramente desde antes y no me acuerdo)
 
Y 42 años observando la mayor parte del día, te convierten en un auténtico experto en ver cosas que otros no pueden. 
 
Por eso, ahora soy tremendamente bueno en esto.
 
Soy capaz de ver y descubrir lo que está escondido en las personas como tú para convertirlo en tu gran talento único. 
 
Y es que, por lo general, las personas ocultan algo en la zona más privada.

La zona desde donde fluye la mayor parte de la energía.

Desde donde eres un maestro, donde eres tú mismo, donde se crea cualquier cosa sin esfuerzo y de manera natural.

 
Es normal esconderlo y no enseñarlo. 
 
La sociedad, los miedos, el querer encajar, lo que sea. 
 
Por eso mi don es descubrir en la gente ese talento oculto para que lo puedan poner al servicio de los demás.


Incluso si crees que eso que está oculto es negativo, tengo la manera de darle la vuelta a la moneda para convertirlo en positivo. 
 
Lo he hecho decenas de veces, porque lo hice conmigo mismo primero.
 
Pasé de ser un bicho raro, un procrastinador, un perezoso, intentando encajar un personaje...
 
A potenciar mi don para observar a las personas, ver lo que ellos no podían ver en ellos mismos y crear un negocio tremendamente rentable con ello.
 
Hoy ya no tengo dos mundos, tengo solo uno y no lo escondo.
 

Ahora, 
 
Imagínate que eres el 100% del día, tu verdadero yo, no el personaje...

...y que, además, te pagan por ello

 
¿Te gustaría?
 
Pues deja de imaginarlo y déjame ayudarte a ser único.

A que traigas tu mundo a este y vivas de tu mayor talento. 

 
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